Ejercicios vs hormonas

Podemos hacer ejercicio con las hormonas disparadas por la menopausia, un embarazo o la menstruación.

Los cambios hormonales de las mujeres (como en el embrazo, la menopausia o el ciclo
menstrual) en muchas ocasiones juegan en su contra e influyen en el rendimiento
deportivo. Es una realidad innegable. Si la actividad física es ligera, la influencia será
mínima, pero si es intensa, su rendimiento puede verse alterado y sufrir dolor
abdominal, retención de líquidos, cambios de humor, sensación de fatiga y hasta
lesiones.

¿Qué son las hormonas?
Son mensajeros químicos creados por las glándulas endocrinas, que se transportan
dentro de la sangre. Cuando el cerebro quiere que el cuerpo realice una función, envía
una carta, en forma de hormona, al buzón o receptor apropiado dentro del
cuerpo. Luego, el cuerpo lee ese mensaje y sabe qué función química debe realizar.
Existen multitud hormonas: tiroxina, cortisol, estrógeno o testosterona (por mencionar
sólo algunas) que hacen que el organismo funcione correctamente, ayudan en el
crecimiento y en el desarrollo del cuerpo, favorecen la quema de combustible de
alimentos para producir energía, regulan el estrés, el sistema inmunológico y las
funciones sexuales.

¿Cómo afectan las hormonas el ejercicio?
Las fluctuaciones hormonales pueden afectar negativamente el ejercicio y los esfuerzos
para perder peso. Tales fluctuaciones ocurren naturalmente durante el ciclo de la vida de
una mujer y por eso es tan importante tenerlas en cuenta a la hora de ejercitarse.
Si queremos sacar el máximo rendimiento a nuestros entrenamientos, lo mejor que
podemos hacer es adaptar el volumen, intensidad y tipo de ejercicios a la fase del ciclo
en la que nos encontremos. Dependiendo de las hormonas predominantes en cada etapa,
el cuerpo responderá mejor a diferentes estímulos de entrenamiento. Hay una fase en la
que debemos entrenar más la fuerza, otra la capacidad aeróbica y otras la flexibilidad,
por ejemplo.

Durante la menstruación, los niveles de estrógeno y progesterona son más bajos de lo
esperado, lo que provoca fatiga y merma la capacidad de hacer ejercicio. En el
embarazo, las hormonas hacen que el cuerpo requiera más oxígeno. El requerimiento
adicional de oxígeno puede causar dificultad para respirar y se pueden presentar
lesiones o distensiones de ligamentos durante el ejercicio. Por último, durante la
menopausia, las mujeres pueden experimentar fatiga debido a la caída de los niveles de
estrógeno que reducen la energía, la resistencia y la fuerza.

¿Cómo minimizar los efectos del cambio de hormonas?

Una de las maneras más fáciles de manejar el cambio hormonal sin tener que suspender
el ejercicio es acortar los periodos de entrenamiento y usar medicamentos o una
almohadilla térmica para aliviar el dolor.

Durante la menstruación estos métodos pueden reducir el dolor y permitir el ejercicio.
Sin embargo, el embarazo requiere de medidas más significativas. Es beneficioso hacer
ejercicio durante la etapa gestacional, pero hay que tomarlo con calma y ser flexible a
los cambios del cuerpo. Durante la menopausia, el esfuerzo será combatir la fatiga
natural con pilates o entrenamiento con pesas para disminuir la pérdida ósea.

Ejercicios para minimizar los efectos del cambio hormonal
Que las hormonas cambien no significa que debas dejar de hacer ejercicio. De hecho,
hacer ejercicio ayuda a equilibrar las hormonas y es saludable. El ejercicio físico reduce
el flujo de sangre a la pelvis y baja los niveles de prostaglandinas (causantes de la
inflamación del útero) y ayuda a las mujeres a verse menos hinchadas. Además, hacer
deporte induce a la producción de endorfinas, también conocidas como hormonas de la
felicidad, que crean una sensación de bienestar.

Lo importante es que los ejercicios deben variar según cada etapa de la vida: en la
adolescencia, los deportes son una oportunidad de crecimiento. Sin embargo, hay que
tener cuidado de no sobrecargar el cuerpo, especialmente durante los periodos
menstruales.

En adultez, y la etapa reproductiva, los ejercicios intensos deben hacerse cuando las
hormonas están bajas, teniendo en cuenta que las lesiones del LCA son más probables
en esta etapa. Asegúrese de proteger las rodillas durante las sentadillas, las estocadas y
los ejercicios cardiovasculares.

Durante la menopausia, debe concentrarse en el entrenamiento de resistencia y los
ejercicios de impacto como pilates, yoga, estiramiento dinámico y rodillos de espuma.
En esta etapa es fundamental tener días de descanso y estirar adecuadamente los
músculos antes y después del ejercicio.

Traducido de Topdoctormagazine.com